El Winnipeg alado

Desde un comienzo me gustó la palabra Winnipeg. Las palabras tienen alas o no las tienen. Las ásperas se quedan pegadas al papel, a la mesa, a la tierra. La palabra Winnipeg es alada. La vi volar por primera vez en un atracadero de vapores, cerca de Burdeos. Era un hermoso barco viejo, con esa dignidad que dan Los siete mares a lo largo del tiempo. Lo cierto es que nunca llevo aquí el barco más de 70 u 80 personas abordo. Lo demás fue cacao, compra, sacos de café y arroz, minerales. Ahora le estaba destinado un cargamento más importante: la esperanza. Pablo Neruda

From the beginning I liked the word Winnipeg. Words have wings or they don’t. The rough ones stick to the paper, to the table, to the earth. The word Winnipeg is ‘winged’. I saw it flying for the first time in a dock of steamers near Bordeaux. It was a beautiful old ship, with that dignity given by The Seven Seas, over time. The truth is that the cargo vessel had never taken more than 70 or 80 people on board. The rest was cacao, sacks of coffee and rice, minerals. Now it was destined for a different kind of cargo: that of hope. Pablo Neruda

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Historia de los pasajeros del Winnipeg. Mesa redonda: Ovidio Oltra.5

A nosotros nos trajo un barco. Con unos marinos que habían sido luchadores por nosotros, durante toda la guerra, trayendo armas y municiones y personal y toda clase de pertrechos. Iban desde Burman, en el norte de Europa, atravesando el estrecho de Gibraltar y llegaban hasta Odesa, y de Odesa pasaban por España y volvían a Burman, y así. Estos hombres formaban la gran mayoría del barco. Pero había, el capitán y unos pocos oficiales muy derechistas que realmente trataban de sabotear el viaje, aunque nosotros entonces no nos dimos mucha cuenta. Ese grupo de hombres estuvieron en Chile retenidos. Porque el barco llega el día 3 de septiembre y la Guerra Mundial también empieza ese día. Francia envió un cable diciendo que el barco quedaba requisado a las ordenes del almirantazgo francés. Pasaron 8 o 10 días y no ocurría nada. El día 10 son invitados, estos marinos, por el Frente Popular y tienen un gran acto en el teatro Caupolicán, donde son muy bien atendidos y después los llevan a un campo vecino de Santiago, donde les hacen un asado. Por la tarde dan un paseo por el centro de la ciudad. Esta gente, el día 12, recibieron la orden del cónsul de embarcar para Francia. Aquí se suscitó la controversia, directamente con el capitán y ciertos oficiales. Ellos no querían volver en ese barco, pero a su vez no querían volver a Francia por que Francia estaba en Guerra. De manera que ahí hubo 8 o 10 días de pelea, hasta que se les consideró como insubordinados. Subieron al Winnipeg marinos chilenos, con fusiles, y los llevaron detenidos. Los tuvieron en una prisión militar. La esposa del doctor Herzog trató de arreglar esto. Se vino hasta Santiago. Como había conocido ya a muchos políticos, se reunió con ellos. Los políticos de más categoría en Chile, en ese momento, instaron al Gobierno a que tuviera un consejo de Ministros, si el Ministro del Interior solo no lo resolvía. Se celebró un consejo de Ministros el día 21 de septiembre. El 22 de septiembre, el Consejo de Ministro ordenó liberarlos. Puesto de acuerdo con el embajador de Francia, dieron la opción, a los que querían volver con este capitán y a los que querían quedarse. 150 se quedaron. Estos 150 quedaron comprometidos a embarcarse lo antes posible, porque ellos no negaban que querían ir a Francia y defender a Francia, pero no querían viajar con el capitán del Winnipeg, a quien consideraban un traidor. Se embarcaron en el vapor Aconcagua y en Copiapó tuvo que parar porque el doctor Herzog y la mujer se enfermaron, sobre todo él, tuvieron que bajarlo con una fiebre altísima.
Los marinos llegaron con el Aconcagua a Balboa. En Balboa los han metido en un campo de concentración, con el pretexto de una cuarentena. Los tuvieron allí 7 u 8 días hasta que llegó un barco francés. Este barco los tomó y los llevó a Cayena, donde embarcaron a unos 50 condenados a cadena perpetua o a trabajos forzados, pero que el gobierno los perdonaba si se inscribían para ir a la primera línea de combate en la guerra. Trataban mejor en este barco, -La salle- a los forzados que a estos marinos. Llegaron a Bres y de Bres a Burdeos y ahí los metieron presos en un castillo y les hicieron un juicio. La odisea de ellos duró hasta el 28 de diciembre, en que los liberaron. Pero la liberación no duró mucho ya que los mandaron a las unidades de guerra a la que habían sido destinados. Ellos nos salvaron, pero tuvieron que pasar muchos peligros y sinsabores.
60º Aniversario de la llegada del Winnipeg a Chile. Centro Cultural de España. Santiago de Chile. 7 de Septiembre de 1999. (Historia de los pasajeros del Winnipeg. Mesa redonda: Ovidio Oltra.5)

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Historia de los pasajeros del Winnipeg. Mesa redonda: Ovidio Oltra.4_ llegada a Valparaiso

El mar se movía bastante. Cuando llegamos a Arica, prácticamente todo se había, de nuevo, calmado. Entrábamos en Chile con un mar calmo, como dice su himno. Ya entrando a Arica, subieron las autoridades, subieron los oficiales de policía internacional, subieron los médicos, empezaron a vacunar, empezó la gente a distraerse y empezó a mirar hacia la costa y aunque no se veía nada, porque la costa sólo un muro, la costa de Chile, entre Valparaíso y Arica es como un muro, nada más, no hay un árbol, casi no se ven ciudades.
Llegamos a Valparaíso en una noche estrellada, que nos llenó de una impresión imponderable. Ver la bahía toda rodeada de multicolores luces. Esa es la impresión que muchos guardaremos siempre. Yo me quedé, como otros muchos, hasta muy tarde, mirando. No habíamos pisado terreno firme desde Burdeos y aquello iba a ser nuestro terreno firme. La impresión esa se grabó para siempre. Cuando me fui a dormir ya era tarde, no pude casi dormir. Al día siguiente, temprano, empecé a oír por todos los pasillos, la gente arrancando con sus maletas, sus valijas y armando un lío fenomenal, entonces también me tuve que levantar y llegar a cubierta. Ahí, abajo, había una multitud enorme esperando que se diera la orden de bajar. Ese es un recuerdo que realmente no se olvidará jamás.(Historia de los pasajeros del Winnipeg. Mesa redonda: Ovidio Oltra.4)

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Historia de los pasajeros del Winnipeg. Mesa redonda: Ovidio Oltra. 1

Yo llegué de París, como los niños. Llegué de París a base de habilidades, de argucias, de pillerías. Los gendarmes no pudieron conmigo, y yo tenía el propósito de llegar a París, porque ya lo conocía, tenía amigos. Por consiguiente, yo tenía ese norte, de manera que salvé, con muchos tropiezos, pero, a los 5 o 6 días de haber entrado en Francia, yo estaba en París. En París, tenía conocimiento de gente que tenían mesas abiertas para poder ir a comer. Tenía un primo lejano que me daba alojamiento, de manera que yo me salvé de todos los problemas, dificultades y sufrimiento que se pasaban en los campos. Me parece que por instinto, yo me iba salvando cada vez que los gendarmes me tendían una trampa o tenía un problema. Era capaz de refugiarme a las faldas de una monja, pero el caso era pasar el trance y llegar a París. Cuando vino el momento de viajar, en realidad yo no pensaba viajar, aunque sabía que la situación estaba muy mala. París es una caja de resonancia enorme. En París cada periódico tiene 6 ediciones. En París hacen eco todas las noticias del mundo. Porque hay gente de todo el mundo. En una de las casas que yo estaba almorzando, un día, alrededor del 20 o 21 de julio, el dueño de casa, yo era muy amigo de sus hijos, me llamó aparte y me dijo:
-Ovidio, tienes que irte.-
-Pero dónde.- le digo yo.
-Tienes que irte afuera. Hay una oportunidad de irse a Chile.
-En Chile tengo un amigo. Qué tengo que hacer.
-No te hagas problemas porque Sol, mi hija, trabaja con el Gobierno Republicano en el exilio. Ella es secretaria. No te preocupes. Ven en tres o cuatro días más.
Volví y ya me tenía un sobre grueso. Lo abrí. Venía la lista de todos los que iban a viajar y mi nombramiento como delegado de Izquierda Republicana en el barco. Después, con los demás delegados se formó un comite, en el barco. Y las credenciales como que estaba en la lista para poder viajar en el Winnipeg. Era un domingo de fines de julio y llegaba la Vuelta ciclista a Francia. En la tarde me fui al velodromo y de ahí me fui a la estación. (Historia de los pasajeros del Winnipeg. Mesa redonda: Ovidio Oltra)

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LA CRISIS CONSTITUCIONAL DESDE UNA PERSPECTIVA REPUBLICANA-2

LA CRISIS CONSTITUCIONAL DESDE UNA PERSPECTIVA REPUBLICANA
El Exilio en Chile. Testimonio de Ovidio Oltra. Mª Fernanda Mancebo Universidad de Valencia.
El gobierno republicano con fondos del SERE (Servicio de evacuación de refugiados españoles), había conseguido comprar un viejo barco, el Winnipeg, que hacía la travesía Marsella- costa norte de Africa, y lo había acondicionado con literas de madera de modo que se aprovechara al máximo el espacio. Al fin se dio cabida a 2000 refugiados. El barco partió del puerto de Trompeloup, cerca de Burdeos el 4 de agosto de 1939, y llegó a Valparaíso el 3 de septiembre, el mismo día que estallaba la segunda guerra mundial. En él y anteriormente en el puerto, se habían reencontrado familias y amigos largo tiempo separados.
Gracias a la firma de Neruda, ayudado en esos momentos por su esposa Delia del Carril, y el sello del SERE pudieron partir como lo hacían también los barcos para México, SINAIA, IPANEMA y MEXIQUE.
Ovidio Oltra, del que presentamos su testimonio en este trabajo comentó a su llegada: “En el puerto de Valparaíso nos esperaba una gran multitud de chilenos y españoles simpatizantes, junto a ellos autoridades políticas chilenas y miembros del CCHARE (Comité Chileno de ayuda a los refugiaespañoles), que habían previsto la colocación de unos 200 de los viajeros en Valparaíso mismo y alrededores y además un tren especial para el traslado de los demás a Santiago, quienes serían recibidos con cena en los Centros Republicanos Catalán y Vasco.”
Según el mencionado trabajo de V. Lloréns esta fue la expedición “Más proletaria de toda América” de acuerdo con los deseos del presidente Aguirre, pero tampoco faltaron en ella intelectuales o jóvenes promesas que luego desarrollaron su labor en Chile. Contamos entre ellos al dramaturgo y profesor José Ricardo Morales, que pronunció la conferencia de clausura en el Congreso valenciano de 1999 . Carmelo y Arturo Soria y su esposa Conchita Puig, a los que más tarde se unió su hermano Fernando Puig Sanchís, procedente de la URSS donde estuvo en la Escuela de pilotos y participó en la segunda guerra mundial. Los Soria, crearon la editorial Cruz del Sur con la asesoría literaria de Morales que dirigió dos colecciones y José Ferrater Mora y la dirección artística de Mauricio Amster, tipógrafo y grabador de Revista de Occidente . Finalmente a la delegación de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), dependiente de las Naciones Unidas en Chile pertenecieron como funcionarios hasta su jubilación, el sociólogo José Medina Echavarría, el abogado Julián Calvo y el escritor Francisco Giner de los Ríos, que antes habían estado en México.
En fin una emigración que contó con sus tertulias y sus cafés, con sus empresas y sus artistas y un aporte silencioso que contribuyó grandemente al despegue chileno de la época.

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Mi abuelo José Ramón Gallardo Valero

Hola, mi nombre es Claudio Cortes Gallardo, y he creado una página en Facebook para buscar a los descendientes de mi abuelo que quedaron en España, luego que dejara su país después de la guerra civil en el año 1939. Mi objetivo es conocerlos, contarles sobre mi abuelo y cerrar el círculo familiar que por tanto años ha estado con este vacío histórico.

José Ramón Gallardo Valero, nació el 02 de noviembre de 1899, en la localidad de Caniles, Granada, España. Durante la guerra civil española (1936-1939) combatió en las filas republicanas y que producto de la difícil situación que se vivía en ese momento por la guerra, se vio obligado a auto exiliarse a Francia y llegó a Chile en el buque carguero llamado Winnipeg, que fue gestionado por el querido Pablo Neruda para transportar a más de 2.000 españoles refugiados que serían recibidos en Santiago de Chile el 3 de septiembre de 1939. Esto lo llevó a dejar su patria y también a su familia e hijos, que nunca más volvió a ver. Luego de su llegada a Chile, pasado los años, mi abuelo se casa con la que fue mi abuela y yo soy uno de sus descendientes.
Los nombres de sus hijos que dejo en España, son: Ana María, Antonia, José Luis y Manuel.
En este momento vivo en Polonia, pero en breve dejare este pais para recorrer el mundo, esperando que algun dia haga contacto con alguno de los descendientes de mi abuelo.

Gracias Maria por el espacio que nos has dado.

Un abrazo para todos!
Claudio Cortes Gallardo

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Ovidio Oltra Alonso tio de Raquel Valero Oltra

El exilio en Chile. testimonio de Ovidio Oltra Alonso. Texto de Maria Fernanda Mancebo. Universidad de Valencia

Ovidio Oltra Alonso es valenciano (tío de Raquel Valero Oltra que también ha contribuido a este poema). Hijo de Vicente Oltra, familia que hasta hace pocos años tenía una tienda de calzado en el centro de Valencia. Fue soldado de la República y perteneció a las juventudes de izquierda republicana. Hoy vive en Chile, es presidente de la Asociación Winnipeg y de la Casa de Valencia. Y como exiliado asistió al congreso L’ exili y cultural de 1939, que tuvo lugar en esta universidad en 1999. Entonces me dejó como coordinadora, estas Memorias, de las que hoy publicamos un fragmento como testimonio.
LA CRISIS CONSTITUCIONAL DESDE UNA PERSPECTIVA REPUBLICANA
Presentación: El viaje del Winnipeg dio comienzo al exilio republicano en Chile. La aseveración de que los emigrados que llegaron después fueron numéricamente irrelevantes –no llegarían a un centenar- según Vicente Lloréns , se ha modificado por el estudio realizado por Encarnación Lemus que sitúa su número en unos 3500 . Chile fue uno de los tres países –con México y República dominicana- que dió asilo voluntario a los refugiados españoles. De todas maneras fue el empeño de Pablo Neruda, con la ayuda de Gabriela Mistral, la Alianza de Intelectuales para Defensa de la Cultura y el gobierno español en el exilio, quienes consiguieron este otro puerto de acogida para la desconcertada y desolada multitud de españoles que poblaban los campos de concentración y las playas del sur de Francia.
El gobierno del Frente Popular de Chile decidió enviar a Francia como cónsul honorario, encargado para la emigración española a Pablo Neruda que lo cuenta en sus Memorias: “a cumplir la más noble misión que he ejercido en mi vida: la de sacar españoles de sus prisiones y enviarlos a mi patria. Casi inválido, recién operado, enyesado en una pierna salí de mi retiro –Isla Negra- y me presenté al presidente de la República. Don Pedro Aguirre Cerdá me recibió con afecto.
– Sí, tráigame millares de españoles. Tenemos trabajo para todos. Tráigame pescadores; tráigame vascos, castellanos, extremeños.
Y a los pocos días, aún enyesado, salí para Francia a buscar españoles para Chile.”
Pero la misión no fue tan fácil. “La posibilidad de enviar españoles a Chile enfurecía a los engolados diplomáticos”. Situaron la oficina de Neruda en un cuarto piso de la embajada para dificultar el acceso a los que acudían y especialmente de los heridos o los supervivientes de los campos de concentración. También pasaron por allí escritores, profesionales liberales y obreros de todas las especialidades. A pesar de todo, y de un telegrama de Aguirre, que muy presionado por determinadas fuerzas políticas, suspendía la operación, Neruda tras una larga conversación con el presidente y apoyado por Juan Negrín consiguió su propósito. No sin antes haber amenazado con suicidarse en una conferencia de prensa.

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Reflexiones de una exiliada por partida doble. Raquel Valero Oltra

Reflexiones de una exiliada por partida doble. Raquel Valero Oltra

Mi tío Ovidio Oltra Alonso viajó en el Winnipeg rumbo a Chile, huyendo de la persecución franquista, nada más acabar la guerra civil española, la cual él renombraba, en sus escritos, como “guerra incivil”. En el 47 se fueron mi tío Octavio, mi tía y mi prima de meses. Mis abuelos, fueron los siguientes. Nosotras fuimos en los 50. El viaje de exilio se cobró una vida: la de mi hermanito de un año, que enfermó de meningitis durante los largos días de travesía en alta mar. Un médico, sin escrúpulos, se gastó el dinero para antibióticos en morfina, para su consumo.

Me imagino que, al principio, con este precedente, fue difícil la estancia en Chile. Yo era muy chiquita. A los dos años nació un nuevo hermanito, allí. Llevo a Chile en el corazón y aunque nací en España, me costó mucho adaptarme aquí. Mi vida está marcada por las dictaduras, aunque nosotros volvimos un poco antes, a petición de mi abuelo Vicente Oltra, pero, ya no pudimos volver.

Como crecí en Santiago, no tengo muy claro de dónde soy, pero, quizá, eso no importa. Después de tanto tiempo, ya tengo mi vida hecha en Valencia. Aquí en Valencia estudié, aquí nacieron mis hijas y mis nietas, pero si se pudiera acercar Chile en el espacio, y estar cerquita de aquí, sería feliz. Gracias al Winnipeg y al viaje de mi tío, hermano mayor de mi madre, yo llegué a Chile y disfruté de ese hermoso país, pero las dictaduras, como ya he dicho, han redirigido mi vida.

Siento que todos y todas las que vivimos un exilio o tuvieron familiares muy cercanos que vivieron un exilio, tenemos, de alguna manera, un pasado o unas raíces comunes. Esas raíces y ese pasado, que sólo desde este nuevo siglo, empiezo a buscar. Una de las cosas, para mí, importantísima, fue volver a Chile en el 2003. Este nuevo viaje, me hizo preguntarme ¿de dónde soy exiliada, yo? Por lo visto, se supone, que, al nacer en España, sería de España, pero mi dolor y mi añoranza, durante años, fue y aún sigue siendo de Chile.

Hoy en día, estoy más adaptada aquí, sobretodo en Valencia, que era donde mi familia quería volver y la tierra que añoraba, pero nunca tengo claro: “de dónde soy”. Quizá como he escuchado ya a otra gente, medio santiaguina, medio valenciana. Siempre me he identificado como chileno-valenciana, España la sentía muy lejana, quizá por cuestiones políticas y esa bandera que no conocía, ni reconozco… pero este nuevo siglo, mis indagaciones y el encuentro de un grupo de Facebook de exiliados y familiares de exiliados en el Winnipeg rumbo a Chile, me está haciendo recolocar lo que fui y lo que soy, como un todo. Y cada vez, sin olvidar a Chile, me intereso más por todas las cuestiones relacionadas con este país, donde nací, y ahora, resido.

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pintor José Balmes

El pintor José Balmes (1927-2016) recuerda: «Toda la bahía estaba iluminada, casi nadie se movió de cubierta hasta el amanecer. Había sol de primavera ese 4 de septiembre. En tierra rostros y manos nos decían su amistad, su bienvenida.
Después de mucho tiempo sabíamos nuevamente el significado de un abrazo (…) El tren nos llevó pronto a Santiago y, al paso lento por las estaciones, gentes que no conocíamos nos entregaban rosas y claveles. Al anochecer miles de hombres y mujeres nos esperaban en la estación Mapocho en medio de una multitud de cantos y banderas. Un tiempo después esta tierra también sería ya la mía para siempre». Rosenvinge, Teresa. El barco de los pintores. In Chile y España: El Winnipeg, Cuadernos Hispanoamericanos, 2009 no. 711 p. 35-39.

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