Resultaba increíble que gracias a Pablo Neruda, su abuelo se hubiera salvado de los campos de concentración franceses y hubiera conseguido un pasaje tan anhelado en aquel buque. Por lo que he leído siempre tanto mi familia como el antiguo médico del pueblo, él trabajaba como enfermero y esto hace superar su experiencia en esta profesión debió de ser muy útil en tan largo viaje. Intenté encontrar familiares que quizá me pudieran aportar más información, sin embargo.
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Mi abuelo- sin nombre
Mi abuelo tenía solo 16 años en el gobierno de Franco, por la guerra, no tengo claros los detalles cayó en un campo de concentracion en Francia, esto es muy emocionante para mi porque el llegó a Chile gracias a Pablo Neruda y pudo tener una oportunidad, yo era pequeña y el era el abuelo más maravilloso que uno quisiera tener, dejo a sus hermanos y padres allá, nunca quiso volver, cuando hicieron un homenaje a todos los españoles que llegaron en ese barco le entregaron una medalla y un libro, que se titulaba, Winnipeg, el barco de la esperanza, a los pocos años falleció. Nunca pude saber su historia solo que sufrió mucho allá y fue difícil, siempre busco información, se como Pablo gestiono todo para poder traerlos a Chile, fue una misión de amor que le agradeceré toda mi vida.
Mi abuelo, el niño del Winnipeg-Vicente Solá Sales
Cuando era pequeña compartí mucho tiempo con mi abuelo materno quién iba todas las tardes a buscarme al jardín y después al colegio. Crecí escuchando la historia de un barco que se trajo a muchas personas que huían de algo que no entendía, entre esas personas venía Joan mi bisabuelo, Vincent mi abuelo y Manuela mi bisabuela a quién le debo el nombre. Años después comencé a entender la envergadura de esta historia sobre el exilio y la República que nunca fue. Hoy comparto techo con mi abuelo, Vicente Solá Sales, quién fuera el niño de siete años que llegó una vez en el navío liberador junto a sus padres. Esta es una de memorias que trajo a Chile el Winnipeg y se debe contar junto a las tantas otras que no se han sabido.
Manuela Pacheco SOLÁ, nieta y bisnieta del Winnipeg.
Los claroscuros de un viaje: Memorias Winnipeg, Víctor Pey
“El viaje se hizo al principio con las luces apagadas porque el barco pasaba frente a las costas de España, estaba la marina de guerra de Franco y pensamos que podía tomar alguna reacción en contra del Winnipeg, felizmente no pasó nada. El barco tocó en un puerto francés en Guadalupe para reabastecerse de combustible y de alimentos. Estuvo un día nada más, de ahí salimos hasta Colón el puerto panameño, llegamos a Valparaíso en la noche y como ya era tarde, las autoridades impusieron que el desembarque se efectuase el día siguiente, de manera que estuvimos la noche ¿no? porque estábamos ahí. Además se veían todas las lucecitas esas de los cerros que era una espectáculo precioso, muy bonito. Y al día siguiente en la mañana desembarcamos. Había tareas de identificación y de vacunación, nos vacunaron y nos embarcamos en un tren especial que había ahí…la gente, el pueblo, los campesinos, en fin, sabían que íbamos en ese tren y salieron a nuestro encuentro y nos encontraron y nos saludaban con banderas, en fin de manera que fue un espectáculo muy grato, muy grato…llegamos a la estación Mapocho debe haber sido a eso de las seis de la tarde una cosa así, el mes de septiembre, la estación estaba llena de gente, estaba atestada de gente que iba recibirnos, ahí nos distribuyeron en distintas pensiones y bueno ahí se empezó nuestra vida del exilio en Chile…”
Víctor Pey, ingeniero (1915-) (Entrevista)
Lista de pasajeros: mi abuelo y su hermano
Después de la Guerra Civil en España, muchos de los republicanos españoles que huyeron a Francia terminaron en los campos de concentración del sur del país y entre ellos se encontraban mi abuelo Francisco Mencía Roy y su hermano Cosme Mencía Roy.
En 2015 cuando estaba haciendo un proyecto de visualización de barcos y poesía, con la idea de presentarlo en el festival de e-poetry en Buenos Aires, es cuando hice este descubrimiento al encontrar sus nombres en el internet, en una lista de pasajeros de un barco de carga llamado Winnipeg. El famoso poeta Pablo Neruda, que trabajaba como cónsul oficial de inmigración, y vivía en Chile en ese momento, por su amor por España y con la solidaridad de la causa, decidió ayudar a estos refugiados con la asistencia de Pedro Aguirre Cerda, el Presidente de Chile en ese momento. Neruda fue el que flotó el barco el 4 de agosto de 1939 del Puerto de Trompeloup – Pauillac (Francia) a Valparaíso (Chile), con cerca de 2.200 españoles exiliados
En un principio pensé que sería una buena idea crear una visualización de los barcos que viajaron a América Latina durante el mes de agosto de 1939, con el Winnipeg siendo la estrella, como la nave de cargo de muchos sentimientos, esperanzas y despedidas. Desafortunadamente no fue fácil encontrar la información sobre los barcos digitalizada pero la emoción de ver el nombre de mi abuelo en el internet y esta parte de la historia de su vida y, de España, me llevo a investigar más en este terreno y tomar la oportunidad de a la vez que viajaba a Buenos Aires, visitar Valparaiso y Santiago de Chile el el verano del 2015. (M.Mencía)
Argeles sur Mer
Argeles sur Mer
El campo de Argelés-Sur-Mer llegó a contar con una población superior a las 90.000 personas. (En Los españoles del Winnipeg, J Ferrer Mir,p 38)
Salvador Morenas Mas- Francisco Requena
Salvador Morenas Mas, nos cuenta: También hice amistad con un andaluz llamado Francisco Requena, de profesión barbero. Era un hombre alegre siempre con su sonrisa en la cara que el sistema a flor de labios, que contrastaba con la amargura y tristeza que se refleja en el rostro de la mayoría. Para combatir la monotonía de la vida en el campo de concentración y como una forma de ganar algún dinero, Requena instaló una barbería junto a su barracón. Todos los días repartía 20 números gratis para rasurarse y al resto les cobraba. Las afeitadas gratuitas eran cuatro navajazos, nada más, no se podría reclamar.
Nuestros grandes enemigos eran el aburrimiento y la inacción. Para combatirlos, había que usar la imaginación.
Uno de los de mi barraca añoraba a la novia que había dejado en Mataró. Un día le escribió y después de algún tiempo llego a las manos de mi amigo una extensa carta de amor firmada por su novia.
Permanecí casi seis meses en Agde, sobrellevando una vida sin rumbo, rutinaria, carente de expectativas, junto a varios miles de republicanos y demócratas como yo, pero mi juventud me aporto las fuerzas necesarias para vencer el hambre, el frío y las penas. Allí cumplí los 19 años de edad. (p.46-47)
El Winnipeg Alado- Neruda
El Winnipeg Alado
Desde un comienzo me gustó la palabra Winnipeg. Las palabras tienen alas o no las tienen. Las ásperas se quedan pegadas al papel, a la mesa, a la tierra. La palabra Winnipeg es alada. La vi volar por primera vez en un atracadero de vapores, cerca de Burdeos. Era un hermoso barco viejo, con esa dignidad que dan Los siete mares a lo largo del tiempo. Lo cierto es que nunca llevo aquí el barco más de 70 u 80 personas abordo. Lo demás fue cacao, compra, sacos de café y arroz, minerales. Ahora le estaba destinado un cargamento más importante: la esperanza. (Pablo Neruda)
Raices communes – Lina Pradas
Racines Raices communes – Lina Pradas
Pasado y raices comunes: Viveremos para el resto de nuestros dias asi. Estamos aqui y queremos estar alla. Estamos alla y queremos estar aqui.
Elena Castedo: La lista del Winnipeg
Desde hace años, muchos pasajeros, yo incluida, y muchos descendientes de pasajeros, hemos hecho notar que la lista de pasajeros de Jaime Ferrer es incompleta y que hay muchos errores, pero las entidades que la publican ni la han modificado ni han añadido una explicación que no es completa y contiene errores. Ni que decir tiene, dicha lista ha causado mucha desesperación y hasta indignación a muchos de los pasajeros omitidos y a sus descendientes. Como dato curioso, dicha lista también parece omitir a más mujeres que a hombres. Por ejemplo, incluye el padre de Montserrat Julió, la gran actriz, pero no a ella ni a su madre. Igualmente, incluye a mi padre, pero no a mi madre ni a mí. Y eso que tanto Montserrat como yo estamos en la foto de “los niños del Winnipeg” que se tomó en el barco y se ha publicado por diversos medios, y pese a que ambas aparecemos en numerosos documentos y libros y artículos, entre otros de mi padre, donde se menciona que éramos pasajeras del Winnipeg.
Dicha lista no solo ha causado daños emotivos, si no también reales. Por ejemplo, mis hijos solicitaron nacionalidad española a base de la Ley de la Memoria, pero dos Consulados de España, dispuestos a no otorgársela, alegaron que yo no estoy en la lista de pasajeros y por lo tanto no había llegado en el Winnipeg, ni fui refugiada, y rechazaron sus solicitudes. No aceptaron la gran evidencia que presentaron que indica lo contrario. Elena dejó este mensaje en este sitio web. (Junio 2018)