Relato de Pilar Lage

Relato de Pilar Lage Bobadilla:

La primera noche en el barco guarda para Pilar Lage un recuerdo de risa, de alborozo general, de esa risa que sus ojos y labios habían olvidado por tanto tiempo:

Me tocó en una litera cerca de una amiga mía y en la primera noche, cuando estábamos acostadas, ella me dijo algo que nos contagió a todas las que allí dormíamos:

– ! Pili, y yo que sólo había visto los barcos en el cine!

Mi marido y yo estábamos en sectores diferentes, porque habían separado a hombres y mujeres. La única oportunidad de encontrarnos para estar juntos era en cubierta y , a decir verdad, allí nos la pasábamos. A veces alternábamos con miembros de la tripulación, porque yo domino el francés.

Otras parejas más fogosas por la juventud o por el largo tiempo de separación
vivido, se dieron cuenta de que los botes salvavidas, cubiertos por una lona impermeable, eran un lugar adecuado como para sostener un coloquio más íntimo y aquí también estuvo presente la organización: mientras la pareja gozaba un momento placentero, una discreta guardia de amigos les garantizaba la privacidad necesaria.

Relato encontrado en Los españoles del Winnipeg : el barco de la esperanza / Jaime Ferrer Mir. 1a. ed. Santiago : Cal Sogas, impresión de 1989 (Santiago : Salesianos) p.202

Se puede bajar en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98685.html

Back to the index of the archive Submit your story

Roser Bru y las sillas de playa en el Winnipeg

Alrededor de trescientos cincuenta niños que formaban parte del contingente de emigrantes, requerían de cuidados; por ello, la colaboración de las jóvenes, principalmente, no se dejó esperar. Roser Bru: Con mi hermana Montserrat y otras muchachas permanecíamos largas horas en un lugar reservado para los más pequeños, porque nos dedicábamos a organizar actividades de cantos y juegos con ellos. Así los manteníamos entretenidos durante el viaje. Yo enseñé a dibujar y también plasmé algunas escenas del barco, dibujos que lamentablemente he perdido.

En ocasiones descansábamos un rato en cubierta, admirando la inmensidad del mar. Mi mamá había comprado unas sillas de playa en Burdeos, pensando que nos serían útiles en el viaje. En ellas nos sentábamos a tomar el sol, hasta que un día desaparecieron y no las volvimos a ver.
Relato encontrado en Los españoles del Winnipeg : el barco de la esperanza / Jaime Ferrer Mir. 1a. ed. Santiago : Cal Sogas, impresión de 1989 (Santiago : Salesianos) 202 p. Se puede bajar en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98685.html

Back to the index of the archive Submit your story

Salvador Morera: relato de las sillas de playa en el Winnipeg

¿Qué ocurrió con esas sillas de playa? Salvador Morera, recordando aspectos de su travesía, entrega la respuesta: A las literas había que subirse como gato, porque eran como cinco o seis, una encima de otra. Un día, al levantarnos para ir al desayuno, vimos que uno de los de arriba no se movía. Lo dejamos dormir, pensando que estaría muy cansado, pero al mediodía nos dimos cuenta de que estaba muerto. Lo sacamos y fue sepultado en el mar.
Hubo conferencias a bordo que fueron dictadas por José Gómez de la Serna, hermano del escritor de las greguerías, y por el chileno Manuel del Villar. Gómez de la Serna, en medio de la soledad de la noche, dio una conferencia sobre las estrellas. Habló de la Osa Mayor y de la Osa Menor y no sé de qué otras cosas más. Recuerdo que fue una charla muy chistosa. Del Villar dictó otra sobre Chile, dando a conocer aspectos negativos: que los mineros dormían en “camas calientes” y que trabajaban en pésimas condiciones. El era Secretario General de las Juventudes Comunistas de Chile pero después de un tiempo se retiró y llegó a ser un alto funcionario del diario El Mercurio. Con él me vi muchas veces en Santiago.
En cubierta siempre había personas mejor vestidas que nosotros, que se sentaban en unas hamacas a tomar el aire y el sol. Se molestaban porque constantemente un grupo de jóvenes íbamos de allá para acá. Nos llamaron la atención y eso nos enojó, así que esperamos que se fueran, tomamos las hamacas y las lanzamos al mar.
! Aquello parecía un verdadero naufragio con esas cosas flotando en el agua” Fué una travesura de juventud.
Relato encontrado en Los españoles del Winnipeg : el barco de la esperanza / Jaime Ferrer Mir. 1a. ed. Santiago : Cal Sogas, impresión de 1989 (Santiago : Salesianos) 202 p. Se puede bajar en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98685.html

Back to the index of the archive Submit your story

Juan Vélez story about travelling in the Winnipeg

Juan Vélez conserva grabados en su memoria de muchacho de diecinueve años las vivencias del viaje, a partir del instante en que cruzó la pasarela del “ Winnipeg”: Aún me estremezco al recordar los pitazos que lanzaba a la noche el “Winnipeg”, cuando lentamente desatracaba del muelle de Trompeloup. Afirmado a la barandilla de cubierta, vi a muchos refugiados que se quedaban alli, porque no habían podido embarcar. Para unos, el partir era la libertad absoluta y el reencuentro con la vida; para otros, era dejar la mitad de su vida en una parte e irse a solas con la otra mitad. Yo llegué al muelle a las seis o siete de la mañana y a las once me encontraba ya en cubierta. Estaba solo, observando cada detalle, y no conocía a nadie de los tantos que me rodeaban ese día de un agradable sol de otoño. Después encontré a unos amigos con los que estuve en Agde.
Antes del zarpe repartieron las literas. Daban órdenes por altavoces en francés y castellano. Mi litera quedaba en una de las bodegas inferiores. Había tres corridas de literas en altura para unas cincuenta personas. Cada litera tenía una frazada y una colchoneta de paja. Como el lugar carecía de ventilación, habían instalado un par de ventiladores. Los cincuenta hombres compartíamos un excusado que habían improvisado. Mediante sorteo, me tocó la segunda litera, pero la cambié voluntariamente por la de más arriba para dejarle la otra a un hombre mayor. Por altavoces nos indicaron dónde funcionaba la enfermería – q u e venía a cargo de la hija del Presidente del Partido Comunista francés- y los turnos para ocupar el comedor. La tripulación era toda francesa y de trato muy agradable.

Ninguno de nosotros dejó de ofrecerse para colaborar en diferentes actividades: en la cocina, pelando patatas, limpiando la cubierta, etc. Sobraban voluntarios. Todos también respetábamos nuestros turnos para recibir la alimentación. Desayuno a las ocho, almuerzo a las doce y media y cena a las seis de la tarde. La comida no era muy buena, pero sí muy superior a la del campo de concentración. Daban garbanzos, lentejas, porotos; alguna vez hubo tortilla. Si tenías dinero, podías tomarte una cerveza o un licorcito en el pequeño bar que funcionaba en cubierta.

A ciertas horas del día se escuchaba música por los altavoces. Aunque no era muy variada. “Valencia” era una de las que tocaban frecuentemente, además de un tango y, por supuesto, “La Marsellesa”. En el viaje conversábamos mucho entre nosotros: fútbol, política y
especialmente de nuestras historias personales. A menudo las conversaciones finalizaban preguntándonos qué tía a ser de nosotros en Chile. Junto a una de las escaleras que conducían a las bodegas, había un gran mapa de Chile. Me interesé por ubicar algunos puntos geográficos para ir ambientándome. Unos cuantos nombres se me grabaron inmediatamente, como el de Putaendo. ¡Qué curioso me parecía ese nombre!
Relato encontrado en Los españoles del Winnipeg : el barco de la esperanza / Jaime Ferrer Mir. 1a. ed. Santiago : Cal Sogas, impresión de 1989 (Santiago : Salesianos) 202 p. Se puede bajar en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98685.html

Back to the index of the archive Submit your story

Juan Vélez relato del viaje en el Winnipeg

Juan Vélez conserva grabados en su memoria de muchacho de diecinueve años las vivencias del viaje, a partir del instante en que cruzó la pasarela del
“ Winnipeg”: Aún me estremezco al recordar los pitazos que lanzaba a la noche el “Winnipeg”, cuando lentamente desatracaba del muelle de Trompeloup. Afirmado a la barandilla de cubierta, vi a muchos refugiados que se quedaban alli, porque no habían podido embarcar. Para unos, el partir era la libertad absoluta y el reencuentro con la vida; para otros, era dejar la mitad de su vida en una parte e irse a solas con la otra mitad.

Yo llegué al muelle a las seis o siete de la mañana y a las once me encontraba ya en cubierta. Estaba solo, observando cada detalle, y no conocía a nadie de los tantos que me rodeaban ese día de un agradable sol de otoño. Después encontré a unos amigos con los que estuve en Agde.
Antes del zarpe repartieron las literas. Daban órdenes por altavoces en francés y castellano. Mi litera quedaba en una de las bodegas inferiores. Había tres corridas de literas en altura para unas cincuenta personas. Cada litera tenía una frazada y una colchoneta de paja. Como el lugar carecía de ventilación, habían instalado un par de ventiladores. Los cincuenta hombres compartíamos un excusado que habían improvisado. Mediante sorteo, me tocó la segunda litera, pero la cambié voluntariamente por la de más arriba para dejarle la otra a un hombre mayor. Por altavoces nos indicaron dónde funcionaba la enfermería – q u e venía a cargo de la hija del Presidente del Partido Comunista francés- y los turnos para ocupar el comedor. La tripulación era toda francesa y de trato muy agradable.

Ninguno de nosotros dejó de ofrecerse para colaborar en diferentes actividades: en la cocina, pelando patatas, limpiando la cubierta, etc. Sobraban voluntarios. Todos también respetábamos nuestros turnos para recibir la alimentación. Desayuno a las ocho, almuerzo a las doce y media y cena a las seis de la tarde. La comida no era muy buena, pero sí muy superior a la del campo de concentración. Daban garbanzos, lentejas, porotos; alguna vez hubo tortilla. Si tenías dinero, podías tomarte una cerveza o un licorcito en el pequeño bar que funcionaba en cubierta.

A ciertas horas del día se escuchaba música por los altavoces. Aunque no era muy variada. “Valencia” era una de las que tocaban frecuentemente, además de un tango y, por supuesto, “La Marsellesa”. En el viaje conversábamos mucho entre nosotros: fútbol, política y
especialmente de nuestras historias personales. A menudo las conversaciones finalizaban preguntándonos qué tía a ser de nosotros en Chile. Junto a una de las escaleras que conducían a las bodegas, había un gran mapa de Chile. Me interesé por ubicar algunos puntos geográficos para ir ambientándome. Unos cuantos nombres se me grabaron inmediatamente, como el de Putaendo. ¡Qué curioso me parecía ese nombre!
Relato encontrado en Los españoles del Winnipeg : el barco de la esperanza / Jaime Ferrer Mir. 1a. ed. Santiago : Cal Sogas, impresión de 1989 (Santiago : Salesianos) 202 p. Se puede bajar en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98685.html

Back to the index of the archive Submit your story

Neruda

Pablo Neruda fue uno de los poetas más fecundos de la literatura chilena, latinoamericana y mundial del siglo XX. La influencia de su vida y obra trasciende el ámbito literario, permeando todos los campos de la cultura popular y académica, irradiando la historia política y social del país y alzándose como un referente indiscutido para la creación artística contemporánea.

En 1918 publicó sus primeros poemas, “Mis Ojos” y “Primavera”, en la revista Corre Vuela, uno de los primeros exponentes del periodismo moderno chileno. Pese a su germinal talento, la poesía no fue del agrado de su padre. De ahí en octubre de 1920 el joven Neftalí Reyes decidió adoptar el seudónimo de Pablo Neruda, con el fin de evitar las preocupaciones familiares y ocultar así los esperados altibajos en la precoz trayectoria de un joven poeta provinciano.

En 1921, con apenas 16 años de edad, Neruda se trasladó a Santiago con el objetivo de estudiar Pedagogía en Francés en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. El ambiente intelectual y literario en torno a la Universidad y la vida bohemia santiaguina permitió que Neruda interactuara con otros poetas y escritores, integrando la conocida generación literaria de 1920 compuesta entre otros por Tomás Lago, Alberto Rojas Jiménez, Juvencio Valle y Romeo Murga. Nutrido por esta feliz coyuntura Neruda logró difundir sus primeros trabajos y participar en concursos de poesía como la Fiesta de la Primavera, organizada por la Federación de Estudiantes de Chile, donde fue merecedor del primer puesto por su poema “La Canción de la Fiesta” en 1921.

En esta primera época, la obra de Neruda estuvo marcada por una poesía autorreferencial, abundando alusiones ligadas a experiencias personales en torno al amor y la nostalgia, pero que se caracterizó por la sensibilidad de expresar y entrar en comunión con los sentimientos de otros. En 1923 y con gran aceptación de críticos como Alone, Raúl Silva Castro y Pedro Prado, Neruda publicó Crepusculario donde reunió parte de sus primeros escritos. En 1924 la Editorial Nascimiento publicó Veinte poemas de amor y una canción desesperada, texto fundamental plagado de erotismo y romanticismo, que lo catapultó como uno de los escritores más prodigiosos del ámbito nacional. De esta época también responde sus incursiones por la vanguardia reflejada en su única novela El Habitante y su Esperanza y Tentativas del Hombre Infinito.

Distanciándose de su inicial introspección, el segundo ciclo de la poesía de Neruda se dirigió hacia una profunda conciencia social. Hacia mediados de la década de 1920 la sociedad chilena había cambiado notablemente impactando en la visión que el poeta poseía de la vida, tal como él mismo reconoció posteriormente en sus memorias. Neruda había tomado conciencia del retorno de miles de obreros del salitre cesantes a la capital, de la lucha emprendida por Luis Emilio Recabarren, de las reivindicaciones estudiantiles y populares, y del inquebrantable dominio de la oligarquía. Sin ánimo de erradicar el amor, la vida, la alegría o la tristeza de su poesía, Neruda reconoció tajantemente que de la misma manera sintió que “No era posible cerrar la puerta a la calle dentro de mis poemas”. (Confieso que he vivido, 1979, p. 76). A la par de estas circunstancias sociales, la introducción de la política en su poesía y vida fue impulsada por su temprana carrera diplomática iniciada en 1927, año en que fue nombrado como Cónsul chileno en Birmania, lo que inauguró sus contactos con el mundo y sus afanes por la justicia social. En 1927 precisamente aparecerá publicado en España un libro escrito en sus viajes por oriente y Europa, y que se convertirá a ojos de la crítica como unas de sus obras cumbres: Residencia en la Tierra.

La creatividad literaria y poética de Pablo Neruda lo hizo acreedor del transversal reconocimiento de pares y críticos. En 1965 le fue otorgado el grado de Doctor Honoris Causa en la Universidad de Oxford, Gran Bretaña. En 1945 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura y en 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura, siendo el sexto escritor de habla hispana y el tercer latinoamericano en recibir tan importante distinción.

Pablo Neruda fue una figura clave de la cultura y política chilena del siglo XX impactando notablemente en la sociedad y en el mundo artístico nacional. El 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe de Estado y de la muerte de su amigo el presidente Salvador Allende, Pablo Neruda falleció en Santiago en la Clínica Santa María víctima de un cáncer de próstata. Con motivo del centenario del nacimiento del poeta, el archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional de Chile, montó la exposición “Las Vidas del Poeta”

http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3638.html

Back to the index of the archive Submit your story

Testimonios y entrevistas

A pesar de las distancias y los años, la experiencia única del Winnipeg sigue recorriendo las páginas de nuestra historia nacional. Gracias a los relatos y testimonios entregados por sus propios protagonistas, se ha transformado en un vivo ejemplo de la importancia de la memoria colectiva para el mejor conocimiento histórico. Este fue el objetivo emprendido por Jaime Ferrer Mir, quien logró reunir diversos testimonios de algunos de los españoles que llegaron con el Winnipeg a nuestro país, y así darnos la oportunidad de conocer más de cerca esta pequeña parte de nuestra historia.

http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-97359.html

en esta publicación se pueden encontrar muchos de los relatos

Los españoles del Winnipeg : el barco de la esperanza / Jaime Ferrer Mir. 1a. ed. Santiago : Cal Sogas, impresión de 1989

Back to the index of the archive Submit your story

El Winnipeg

El Winnipeg, barco de la esperanza, era un viejo carguero francés de poco más de 5.000 toneladas que solía dirigirse rumbo a tierras africanas en busca de mercaderías, capaz de dar cobijo a no más de 70 pasajeros entre sus diversos compartimentos. Sus bodegas fueron rápidamente acondicionadas para dar cabida a los más de 2.200 refugiados que venían rumbo a Chile. Lejos de contar con las comodidades de un barco de pasajeros, las improvisadas literas, baños y comedores, lograron a duras penas otorgar un mínimo de satisfacción a las diversas necesidades de tan ardua travesía.

Source: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-97360.html

Back to the index of the archive Submit your story

Los refugiados españoles en Chile (1939)

El triunfo de las fuerzas militares encabezadas por el general Francisco Franco, no sólo puso fin a la guerra civil española, sino que arrojó al exilio a una gran cantidad de hombres y mujeres que se vieron obligados a emigrar rumbo a otras tierras en busca de asilo y refugio…

La derrota del bando republicano español frente a las fuerzas militares encabezadas por el general Francisco Franco, no sólo puso fin a la guerra civil sino que además arrojó al exilio a una impresionante cantidad de hombres y mujeres, que se vieron obligados a emigrar rumbo a otras tierras en busca de asilo y refugio. La magnitud de esta tragedia no dejó indiferente a nuestro país. Por el contrario, el propio presidente Pedro Aguirre Cerda, líder del Frente Popular comprometió los esfuerzos del Estado para apoyar y financiar el traslado a nuestro país de un cierto número de refugiados españoles, reafirmando su solidaridad hacia el pueblo español y el carácter universal de la causa republicana.

Para tal efecto, designó cónsul delegado para la inmigración española en París a Pablo Neruda, a fin de que se hiciera cargo de la organización y ejecución del traslado de miles de españoles prisioneros en los campos de concentración del sur de Francia. Su tarea pronto dio los frutos esperados. El 4 de agosto de 1939 zarpó desde el puerto francés de Pauillac rumbo al puerto de Valparaíso, el barco carguero Winnipeg. Este navío trajo a más de 2.200 refugiados que arribaron a Chile el 3 de septiembre de ese mismo año.

Entre los pasajeros, estaba representado todo el espectro ideológico y regional español: comunistas, socialistas, anarquistas, nacionalistas y republicanos; catalanes, vascos, andaluces, gallegos, valencianos y madrileños. A todos los unía un arraigado compromiso de solidaridad y compañerismo, como también sus profundas convicciones antifascistas, según dan cuenta diversos testimonios y entrevistas.

En Chile, numerosos intelectuales, políticos y poetas nacionales habían manifestado con anterioridad su adhesión y compromiso con los combatientes de la causa republicana. Adhesión que prontamente se materializó en la formación del Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles, cuyo objetivo fue otorgarles el mayor apoyo posible a los recién llegados. Cabe mencionar que gran parte de los pasajeros del Winnipeg eran obreros especializados, técnicos y profesionales, que realizaron un valioso aporte en al desarrollo de la industria y el comercio nacional. Muchos de ellos sobresalieron por sus trabajos en la industria editorial, del mueble, de la pesca y conservera; así como en el desarrollo científico y en la industria gastronómica.

Al mismo tiempo, algunos se convirtieron rápidamente en promisorios artistas e intelectuales que influyeron significativamente en la cultura y el arte nacional. Algunos nombres destacados son José Balmes, Roser Bru, José Ricardo Morales, Leopoldo Castedo, Antonio Romera, Mauricio Amster entre otros.

source: Memoria chilena:  http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-732.html

Back to the index of the archive Submit your story

How My Grandfather Became Part of This Story

How My Grandfather Became Part of This Story

In 2015 I was working on a project which involved finding maritime data to create a visualisation of boats, which you can see in this link:
http://lumacode.com/projects/gttw/
and I was planning to develop it further into a poetic visualisation of the boats from the port of Buenos Aires, when I remembered that my grandfather had lived in Argentina.

I had only just recently found an ID card at my mother's house in their place of origin, a village from the province of Guadalajara in España. As nowadays we look for everything online, I decided to google his name, Franciso Mencía Roy and the name of the city where he lived in Argentina, Comodoro de Rivadavia, and to my surprise I found his name together with that of his brother Cosme, on the passengers' list of a boat called the Winnipeg. I was astonished as I didn't expect to find their names online and from this moment on, the project took a different direction. I was too curious not to carry on researching and exploring the possibilities to create an artistic project based on such a personal and intimate event, as well as historical to present it at the E-Poetry Festival in Buenos Aires, Argentina.

Therefore, I started to research about the Winnipeg, nobody in my family knew they had travelled on this boat. After the Civil War in Spain, there were many Spanish Republicans that fled to France and were kept in concentration camps in the south of the country and it seems as though my grandfather and his brother were in these camps. This news was a massive surprise for all the family and more so when I also discovered that the famous poet Pablo Neruda from Chile, who worked as the Consul Immigration Officer, living in Chile at the time, with his love for Spain and moved by this situation, in a gesture of solidarity, had decided to help these refugees with the assistance of Pedro Aguirre Cerda, the Prime Minister of Chile at the time. He organised the Winnipeg and interviewed every passenger on the boat, being able to accommodate 2,200 Spanish civil war exiles to travel from Trompeloup, France to Valparaiso, Chile on the 4 of August 1939. (You can read Neruda's beautiful poem "Misión de amor" in his book Memorial de Isla Negra. It might be translated like “A Labour of love” or “Love mission” where he explains how he was calling them and they were appearing with their different professions. He also compares them to seeds he is spreading over the sea on their way to peace.)

It is said, that when the Winnipeg was about to leave, Pablo Neruda was so touched by the emotional atmosphere created at the port with the people leaving, that to keep this memory, he wrote: "Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie". "The critics may erase all of my poetry but this poem that I today remember, nobody will be able to erase".

I was completely astonished that thanks to Pablo Neruda, my grandfather had been saved from the concentrations camps in France and given a place to travel on this vessel. As far as I know, he was a medic so I presume this must have been a valuable skill to have in a long trip like this one. I tried to find any long lost family who might have any information about the Winnipeg, perhaps have family in Chile but I had not much luck until recently, when I was told Cosme, his brother, had been married in Chile and had family there. This unfortunately came after I had already had been to Chile and I am yet to be in touch with them.

Thus, starting with the exploration of the visualisation of maritime data and the use of mobile Apps, my artistic research evolved into reading about historical events of the Spanish Civil War and the Historical Memory including Spanish and Chilean Memory. I have found books, exhibitions about the Winnipeg, its passengers, their lives, family and a very useful link to the archive of La Memoria Chilena. It was amazing to see not only my grandfather's story unravelled in front of my eyes- at discovering stories and information about this important historical event, which as a matter of fact, it is still lost in the memory of Spain as it is not that well known- but also how this fact had impacted and influenced my own life.

To start with I was interested in creating a poetic visualisation of the ships traveling to Latin America during the month of August 1939, with the Winnipeg being the star as the cargo ship of many feelings, hopes and farewells. I contacted libraries to find the log of the Winnipeg or any digitised information about the boats sailing on that year from France or Spain to Latino America but I have yet to find the route of the Winnipeg digitised. The data and coordinates would have been useful to visualise an accurate route but I found a map in the archive of La Memoria Chilena showing the trajectory from Trompeloup to Valparaiso, which now has become part of the project with the name of the passengers appearing as a string of text delineating the route of the Winnipeg.

museoinmigracion

I travelled to Buenos Aires and presented the first prototype of the project at the E-Poetry 2015 Festival, getting the audience engaged and curious about the story. The day of the opening at the Museo de la Inmigración (MUNTREF), which in the past had been the hotel of the immigrants because of its vicinity to the port, I had another amazing surprise. I found out they had digitised all the passengers’ arrivals to the port and consequently, I found documents stating the arrival of my grandmother and her four children on their visit to my grandfather on the 12th of February 1951 in the vessel of Cabo de Buena Esperanza. She had travelled with all her children apart from my father because due to his age he had to do the military service in Spain. My aunts and uncles were young, with ages from twenty the oldest girl, eighteen and sixteen the two boys and thirteen the youngest girl. The date revealed that they hadn't seen my grandfather for very long eleven years, and on top of it all, we found out the reason why my grandmother and her youngest daughter had shortly come back to Spain, was because my grandfather died soon after they arrived. The three other children stayed in Latino America looking for a better live until they finally settled in Caracas, Venezuela. Years later my father travelled with my mother to visit his family, this visit was extended to seven years and there I was born.

I would have never thought I was going to be indebted to the poet responsible for the "Twenty Love Poems: And A Song of Despair” that I had so many times recommended to my students of Spanish in London, the Pablo Neruda of the “The book of questions”- for how he had forged and contributed somehow to my interests in life: travelling, cultures, languages, literature, art, the need to explore and be curious, the always feeling like being from somewhere else and somehow different, of being melancholic and happy at the same time, of being able to stand up on my own two feet with perseverance and determination, because somehow I had inherited this from my family. And finally for having saved my grandfather and his brother. I also need to add that my father was always surrounded by a sadness and bitterness due to losing his father when he was about eleven years old, when my grandfather went to war and later to exile and never to see him again, and for the consequences it all brought.

It could be said that this story that has accompanied me, without me knowing, is the fruit of many of my projects and especially of those very related to this "Poem that crossed the Atlantic" such as: "Cityscapes: Social Poetics / Public Textualities" 2005 and "Connected Memories" 2009. How unaware we are of some of our deeply ingrained feelings!

After the E-Poetry Festival in Buenos Aires, I wanted to research this further and went to the wonderful and magical city of Valparaiso in Chile, I visited Neruda's houses, Isla Negra, and Santiago de Chile where I carried on researching on archives, community centres, galleries, videoing, taking photographs, talking to people and when they asked me why I was visiting Chile, I told them my grandfather had taken me there. It was a beautiful feeling, which warmed my heart and made me feel welcomed as if somehow part of me belonged to that country, I felt at home in a country where I had never been and had gratitude for its generosity.

Finally, now we have created this website which invites the reader, the passengers’ families and anybody interested in this event to add their stories, so these become the material for the poetic visualisation of the journey of the Winnipeg, what I have tiled “The Poem that Crossed the Atlantic”, I think I saw this title somewhere on line or in the readings and I liked the idea of the vessel with its many stories to be the poem. These interconnected stories of the passengers and family which this cargo vessel carried, with their feelings, hopes and farewells, are now represented in the sea of the World Wide Web, together with the poems by Pablo Neruda and relevant information about this event.

A poem created with love to a grandfather I never met, and to my father who never saw his father again from the age of eleven. And to all of those who are currently in similar situations of hardship, displacement, lost and in exile.

Back to the index of the archive Submit your story