Mi abuelo- sin nombre

Mi abuelo tenía solo 16 años en el gobierno de Franco, por la guerra, no tengo claros los detalles cayó en un campo de concentracion en Francia, esto es muy emocionante para mi porque el llegó a Chile gracias a Pablo Neruda y pudo tener una oportunidad, yo era pequeña y el era el abuelo más maravilloso que uno quisiera tener, dejo a sus hermanos y padres allá, nunca quiso volver, cuando hicieron un homenaje a todos los españoles que llegaron en ese barco le entregaron una medalla y un libro, que se titulaba, Winnipeg, el barco de la esperanza, a los pocos años falleció. Nunca pude saber su historia solo que sufrió mucho allá y fue difícil, siempre busco información, se como Pablo gestiono todo para poder traerlos a Chile, fue una misión de amor que le agradeceré toda mi vida.

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Mi abuelo, el niño del Winnipeg-Vicente Solá Sales

Cuando era pequeña compartí mucho tiempo con mi abuelo materno quién iba todas las tardes a buscarme al jardín y después al colegio. Crecí escuchando la historia de un barco que se trajo a muchas personas que huían de algo que no entendía, entre esas personas venía Joan mi bisabuelo, Vincent mi abuelo y Manuela mi bisabuela a quién le debo el nombre. Años después comencé a entender la envergadura de esta historia sobre el exilio y la República que nunca fue. Hoy comparto techo con mi abuelo, Vicente Solá Sales, quién fuera el niño de siete años que llegó una vez en el navío liberador junto a sus padres. Esta es una de memorias que trajo a Chile el Winnipeg y se debe contar junto a las tantas otras que no se han sabido.

Manuela Pacheco SOLÁ, nieta y bisnieta del Winnipeg.

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Lista de pasajeros: mi abuelo y su hermano

Después de la Guerra Civil en España, muchos de los republicanos españoles que huyeron a Francia terminaron en los campos de concentración del sur del país y entre ellos se encontraban mi abuelo Francisco Mencía Roy y su hermano Cosme Mencía Roy.
En 2015 cuando estaba haciendo un proyecto de visualización de barcos y poesía, con la idea de presentarlo en el festival de e-poetry en Buenos Aires, es cuando hice este descubrimiento al encontrar sus nombres en el internet, en una lista de pasajeros de un barco de carga llamado Winnipeg. El famoso poeta Pablo Neruda, que trabajaba como cónsul oficial de inmigración, y vivía en Chile en ese momento, por su amor por España y con la solidaridad de la causa, decidió ayudar a estos refugiados con la asistencia de Pedro Aguirre Cerda, el Presidente de Chile en ese momento. Neruda fue el que flotó el barco el 4 de agosto de 1939 del Puerto de Trompeloup – Pauillac (Francia) a Valparaíso (Chile), con cerca de 2.200 españoles exiliados
En un principio pensé que sería una buena idea crear una visualización de los barcos que viajaron a América Latina durante el mes de agosto de 1939, con el Winnipeg siendo la estrella, como la nave de cargo de muchos sentimientos, esperanzas y despedidas. Desafortunadamente no fue fácil encontrar la información sobre los barcos digitalizada pero la emoción de ver el nombre de mi abuelo en el internet y esta parte de la historia de su vida y, de España, me llevo a investigar más en este terreno y tomar la oportunidad de a la vez que viajaba a Buenos Aires, visitar Valparaiso y Santiago de Chile el el verano del 2015. (M.Mencía)

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José Llagaría Jiménez y su hijo Fernando Llagaria Vazquez

José Llagaría Jiménez, padre de Fernando Llagaria Vazquez. Fernando vive en Andaya, Valencia y nació en Linares, Chile 1957. Ha vivido como un testigo privilegiado de los momentos más intensos de nuestra historia contemporánea en Chile y en España. Aquí hay unos extractos del testimonio de sus recuerdos recolectados de la revista de la casa Chile en Valencia (España), titulada “Copihue Rojo”. En Chile era “el gringito” y aquí en España, soy para mis amigos “el chileno”. Siento que tanto allí como aquí me lo dicen con todo afecto, ellos saben que soy el fruto de uno de esos miles de españoles que sufrieron el exilio para escapar de la dictadura de Franco y luego de la de Pinochet, que hicieron del mundo su patria y que fueron de aquí para allá buscando un rinconcito donde salvar la vida, alejado de tanto canalla con inmenso poder.
Somos los hijos del Winnipeg; “El barco de la esperanza” que llevó a más de dos mil refugiados a Chile…. Nunca te olvides de donde están tus raíces. Nací en Linares y allí viví diecisiete años…. Viajamos a España con la consideración de repatriados. … Fue un viaje lleno de contradicciones emocionales. Dejaba atrás a mis mejores amigos, Los Tapia y los Bahamondes, ellos nos fueron a despedir a la estación del tren. Allí dimos rienda suelta a nuestras emociones y entre muchos llantos y abrazos nos dijimos adiós, con un inmenso nudo en la garganta, sin poder ponerle palabras al momento, porque lo había prohibido la autoridad. Fueron momentos de gran ansiedad. Ignorábamos cómo nos iba a tratar el destino y ni siquiera teníamos la seguridad de que podríamos salir del país (Chile). Por fin a las 11 de la mañana de un 3 de septiembre partimos. Nunca imaginé que viviría en carne propia una experiencia similar a la que trajo a mi padre hasta Chile. De la misma manera que 35 años antes, mi padre se embarcaba en el puerto de Valparaíso para repetir esa travesía, pero a la inversa. Las coincidencias no podían ser mas macabras: la misma represión, la misma derrota, el mismo muelle, el mismo mes y el mismo día 4 de septiembre. Desde la otra orilla del planeta, desde el otro hemisferio de la historia. La vida es como un espejo; te sonríe si la miras sonriendo.

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Exiliada – Raquel Valero

Exiliada – Raquel Valero
Siento que todos y todas las que escribimos por aquí, tenemos, de alguna manera, un pasado o unas raíces comunes. Esas raíces y ese pasado que sólo desde este nuevo siglo, empiezo a buscar. Una de las cosas para mí, importantísima, fue volver a Chile en el 2003. Y me pregunto ¿de dónde soy exiliada, yo? Por lo visto, se supone, que al nacer en España, sería de España, pero mi dolor y mi añoranza, durante años, fue de Chile. Hoy en día, estoy más adaptada aquí, sobretodo en Valencia, que era donde mi familia quería volver y la tierra que añoraba, pero nunca sé de dónde soy. Quizá como dice Sylvia, medio santiaguina, medio valenciana. Aunque siempre digo que yo soy una chileno-valenciana, porque para mí, España la siento más lejana, quizá por cuestiones políticas y esa bandera que no conocía, ni reconozco…

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Agnes América Winnipeg

Ah… I remember Agnes América Winnipeg’s mother… She showed up on the quay in Trompeloup with no husband but two small children, and nearly 9 months pregnant… Neruda would not grant her a visa… so she threatened to jump into the sea and started walking towards it… They had to hold her back, and the poet… he gave her a visa… Her husband had managed to get on board as well… The girl was born a week later, hence the names… Agnes, in honour of the captain’s wife… Everybody has their story…

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Agnes América Winnipeg

Agnes América Winnipeg
Ah… et je me souviens de la mère d’Agnes América Winnipeg… Elle est arrivée sur le quai de Trompeloup sans mari, mais accompagnée de deux enfants en bas âge et enceinte de presque neuf mois… Neruda a refusé de lui accorder un visa… et elle, elle a menacer de se jeter à la mer et a commencé à avancer vers le bord… Ils ont dû la retenir, et le poète… Il lui a donné son visa… Son mari avait quant a lui réussi à monter à bord… La petite est née une semaine plus tard, c’est pourquoi elle porte tous ces noms… Agnes, c’est pour la femme du capitaine… Chacun a sa propre histoire…

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El pintor José Balmes

El pintor José Balmes (1927-2016) recuerda: «Toda la bahía estaba iluminada, casi nadie se movió de cubierta hasta el amanecer. Había sol de primavera ese 4 de septiembre. En tierra rostros y manos nos decían su amistad, su bienvenida.

Después de mucho tiempo sabíamos nuevamente el significado de un abrazo (…) El tren nos llevó pronto a Santiago y, al paso lento por las estaciones, gentes que no conocíamos nos entregaban rosas y claveles. Al anochecer miles de hombres y mujeres nos esperaban en la estación Mapocho en medio de una multitud de cantos y banderas. Un tiempo después esta tierra también sería ya la mía para siempre».

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Le peintre José Balmes

Le peintre José Balmes (1927-2016) se souvient : « Toute la baie était inondée de lumière ; presque personne n’a bougé du pont avant l’aube. En ce 4 septembre, le soleil avait un air de printemps. À terre, les mains et les visages nous témoignaient leur amitié, nous souhaitaient la bienvenue.

Il nous fallut du temps pour nous souvenir de la signification d’une accolade. (…) Le train nous conduisit rapidement à Santiago et, lorsque nous ralentissions pour traverser les gares, des inconnus nous offraient des roses et des œillets. Le soir venu, des milliers d’hommes et de femmes attendaient à la gare Mapocho pour nous accueillir avec une multitude de banderoles et de chansons. Plus tard, cette terre deviendrait mienne pour le restant de mes jours. »

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Miguel y José Ballester Soriano.Una madre que nunca mas pudo abrazar y besar a sus hijos

Miguel y José Ballester Soriano. Casaron con dos hermanas Juana Hilda Laferte Chávez y Luz Marina Lafertt Chávez (un error tipográfico en el 1º apellido que pasó a los hijos).
Mi tía Marina y su hija mayor vinieron a España a principios de la década de los 60, a conocer a los padres de mis tíos y al resto de la familia.
Ellos eran 5 hermanos, dos se exiliaron, 2 murieron y el que quedaba vivo, cuando murieron sus padres, los hermanos le pagaron el viaje a Chile para verse. En el viaje conoció a Nino Bravo, yo creo que cuando vino habló mas de eso que de sus hermanos y sobrinos.
Hace unos tres años que supe que ellos viajaron en el Winnipeg (me puse en contacto con Jaime Cardona Jasenwirth y me dio muchos datos de mis tíos, hoy se ha puesto en contacto conmigo Ana Calero San Martín, ambos descendiente de pasajeros del Winnipeg), sin embargo si oí el nombre de Pablo Neruda en mi casa. Ellos eran primos hermanos de mi madre, pero la relación con sus padres siempre fue muy cercana. Su madre y mi abuela eran hermanas pero a pesar de que tenían dos hermanos mas, mi tía-abuela siempre se apoyó en mi abuela, subía las cartas que mandaban para que mi hermana se las leyera y las contestara.
Mandaban fotos todos los años, yo no las recuerdo ya que era muy niña, y al parecer mi madre y su hermano también les mandaron fotos de nosotros, ya que cuando mi tío José vino de todos los primos que tenían solo reconoció a mi madre y a su hermano.
Mi tío José y su esposa vivieron dos años aquí, ya que tocó salir de Chile a Alemania del este, con la dictadura de Pinochet, pero sus hijos, hermanos y sobrinos quedaron en Chile, entonces un amigo le consiguió trabajo en Venezuela y marcharon para allá, él dijo: “allí estamos a menos de mitad de camino”.
En 1984 murió mi tío Miguel, el tio José escribió para decirlo, lo que no recuerdo es si él ya había regresado a Chile. En 1997 murió mi tío José. La comunicación con nuestra rama de la familia se cortó, pero se que con sus primos hermanos mantienen el contacto.
Ahora que he podido ver las fotos de mi tío José de cuando hacía todo el papeleo para quedarse en Chile, he comprendido porque el hermano de mi madre lo reconoció cuando lo vio pasar en el coche que lo trajo al pueblo, se parece mucho a su hermano Rafael que es el que murió aquí.
Mi tía-abuela, su madre, siempre le oí decir: de 5 hijos, 4 se me han muerto, a lo que mi abuela le respondía: “Elvira no digas eso, ellos y tú tienen una familia al otro lado del mundo”. SI PERO NUNCA LOS VOLVERÉ A ABRAZAR.
Esto es lo poco que recuerdo o lo que escuché contar a mi madre, no estoy segura, de cuando mi tío vivió en España en los 70, si los recuerdo.

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