Reflexiones de una exiliada por partida doble. Raquel Valero Oltra

Reflexiones de una exiliada por partida doble. Raquel Valero Oltra

Mi tío Ovidio Oltra Alonso viajó en el Winnipeg rumbo a Chile, huyendo de la persecución franquista, nada más acabar la guerra civil española, la cual él renombraba, en sus escritos, como “guerra incivil”. En el 47 se fueron mi tío Octavio, mi tía y mi prima de meses. Mis abuelos, fueron los siguientes. Nosotras fuimos en los 50. El viaje de exilio se cobró una vida: la de mi hermanito de un año, que enfermó de meningitis durante los largos días de travesía en alta mar. Un médico, sin escrúpulos, se gastó el dinero para antibióticos en morfina, para su consumo.

Me imagino que, al principio, con este precedente, fue difícil la estancia en Chile. Yo era muy chiquita. A los dos años nació un nuevo hermanito, allí. Llevo a Chile en el corazón y aunque nací en España, me costó mucho adaptarme aquí. Mi vida está marcada por las dictaduras, aunque nosotros volvimos un poco antes, a petición de mi abuelo Vicente Oltra, pero, ya no pudimos volver.

Como crecí en Santiago, no tengo muy claro de dónde soy, pero, quizá, eso no importa. Después de tanto tiempo, ya tengo mi vida hecha en Valencia. Aquí en Valencia estudié, aquí nacieron mis hijas y mis nietas, pero si se pudiera acercar Chile en el espacio, y estar cerquita de aquí, sería feliz. Gracias al Winnipeg y al viaje de mi tío, hermano mayor de mi madre, yo llegué a Chile y disfruté de ese hermoso país, pero las dictaduras, como ya he dicho, han redirigido mi vida.

Siento que todos y todas las que vivimos un exilio o tuvieron familiares muy cercanos que vivieron un exilio, tenemos, de alguna manera, un pasado o unas raíces comunes. Esas raíces y ese pasado, que sólo desde este nuevo siglo, empiezo a buscar. Una de las cosas, para mí, importantísima, fue volver a Chile en el 2003. Este nuevo viaje, me hizo preguntarme ¿de dónde soy exiliada, yo? Por lo visto, se supone, que, al nacer en España, sería de España, pero mi dolor y mi añoranza, durante años, fue y aún sigue siendo de Chile.

Hoy en día, estoy más adaptada aquí, sobretodo en Valencia, que era donde mi familia quería volver y la tierra que añoraba, pero nunca tengo claro: “de dónde soy”. Quizá como he escuchado ya a otra gente, medio santiaguina, medio valenciana. Siempre me he identificado como chileno-valenciana, España la sentía muy lejana, quizá por cuestiones políticas y esa bandera que no conocía, ni reconozco… pero este nuevo siglo, mis indagaciones y el encuentro de un grupo de Facebook de exiliados y familiares de exiliados en el Winnipeg rumbo a Chile, me está haciendo recolocar lo que fui y lo que soy, como un todo. Y cada vez, sin olvidar a Chile, me intereso más por todas las cuestiones relacionadas con este país, donde nací, y ahora, resido.

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pintor José Balmes

El pintor José Balmes (1927-2016) recuerda: «Toda la bahía estaba iluminada, casi nadie se movió de cubierta hasta el amanecer. Había sol de primavera ese 4 de septiembre. En tierra rostros y manos nos decían su amistad, su bienvenida.
Después de mucho tiempo sabíamos nuevamente el significado de un abrazo (…) El tren nos llevó pronto a Santiago y, al paso lento por las estaciones, gentes que no conocíamos nos entregaban rosas y claveles. Al anochecer miles de hombres y mujeres nos esperaban en la estación Mapocho en medio de una multitud de cantos y banderas. Un tiempo después esta tierra también sería ya la mía para siempre». Rosenvinge, Teresa. El barco de los pintores. In Chile y España: El Winnipeg, Cuadernos Hispanoamericanos, 2009 no. 711 p. 35-39.

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Agnes América Winnipeg

ah….y recuerdo que la madre de Agnes América Winnipeg….por nombres, llegó al muelle de Trompeloup sola, sin el marido y con dos niños pequeños y un embarazo de casi nueve meses………………. Neruda se negó a darle la visa…y ella, . amenazó con tirarse al mar..y..encaminándose a la orilla..tuvieron que retenerla y el señor vate……le dio el pase,,,:..su marido por su parte también logró subir a bordo..y al cabo de una semana nació la pequeña ..por eso lleva esos nombres ..Agnes, por la mujer del capitán….cada uno tiene su historia…

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Argeles sur Mer- Juan Carrasco

Juan Carrasco, militar profesional republicano, en su libro de La Odisea de los Españoles Republicanos en Francia.
‘Las condiciones de vida en el campo de Argeles eran precarias, el espacio vital mínimo y la promiscuidad hacía irascibles a las gentes. Ya se puede imaginar el lugar destinado a la satisfacción de las necesidades fisiológicas: éste era un cerco próximo a la playa donde los refugiados – hombres mujeres y niños- convergían para defecar. No se podía entrar en semejante estercolero sin pisar excrementos, el espacio era tan reducido que la gente en cuclillas casi se tocaban.
Hoy es difícil creer que los refugiados españoles vivieron en semejantes condiciones en las hermosas playas del Rosellón francés.’ (En Los españoles del Winnipeg, J Ferrer Mir,p.39)

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Juan Carrasco- campo de Agde

Desde un comienzo, las condiciones de vida en los campos de concentración fueron infrahumanas. En algunos, como en el de Agde, por ejemplo, a la llegada de los primeros miles de refugiados no había nada, absolutamente nada y solo después de largos días, soportando las inclemencias del tiempo, hicieron su aparición camiones del ejército francés cargados de tablones con los cuales los mismos refugiados debieron construirse barracones, que nunca alcanzaron el número suficiente para cobijarlos a todos. Juan Carrasco en su libro ‘La odisea de los republicanos españoles en Francia’. (En Los españoles del Winnipeg, J Ferrer Mir,Páginas 39 y 40)

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Salvador Morena Mas

Salvador Morenas Mas nos cuenta: Apenas cruzamos la frontera con Francia, nos desarmaron a todos. Era una gran vaguada rodeada de montañas; por la parte baja corría un río. En el contorno, cada 10 m, un guardia senegalés vigilaba que ningún refugiado abandonar a lugar. Tenían orden de tirar al que lo intentara y fueron muchos los que cayeron. Cientos de personas llegaban por diferentes senderos y desembocaron en ese punto. En Agde se formaron poco a poco tres campos de concentración. A mí me tocó en el campo número uno. Éstos campos los llamaban de los catalanes porque casi todos lo éramos. También llegó al campo número uno de aquí de Juan Vélez Soriano (catalán, 69 años), el más joven de los combatientes republicanos que viajo a Chile a bordo del Winnipeg. 44, 45

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Joan Abril -Sant Cyprien

Después de cruzar los Pirineos la frontera está vigilada por un ejército de gendarmes los fugitivos la atravesábamos a paso de caracol. A partir de aquí todos los fugitivos fueron conducidos como si fuesen prisioneros, por soldados comandados por los oficiales despóticos inflexibles que repartían bastonazos adiestra y siniestra. Los caminantes formamos una procesión triste que parecía no tener fin. Al oscurecer la columna humana atravesó las calles del palacio de vidrio. En aquellos instantes, los vecinos aguardaban con afectuoso respeto. Estoy seguro de qué pensaban que sería de tantos millares de vencidos arrastrados por la tempestad bélica. Al día siguiente entramos al campo de concentración de Sant Cyprien. Todo el enorme campo estaba cerrado por altas alambradas de púas. Solamente existía una puerta de entrada, controlada por un grupo de gendarmes.
Resultados senegaleses cada uno tenía una ametralladora siniestra apuntando hacia la gran masa humana allí concentrada. Es una de las cosas que causa más angustia el describir aquel campo de concentración, de dolor, de miseria y de desesperación.

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