Biografia de Neruda en el archivo de la Memoria Chilena

Uno de los poetas más importantes de la literatura mundial del siglo XX. La influencia de su vida y obra trasciende el ámbito literario, permeando todos los campos de la cultura popular y académica, la historia política y social del país.
Pablo Neruda fue uno de los poetas más fecundos de la literatura chilena, latinoamericana y mundial del siglo XX. La influencia de su vida y obra trasciende el ámbito literario, permeando todos los campos de la cultura popular y académica, irradiando la historia política y social del país y alzándose como un referente indiscutido para la creación artística contemporánea.
En 1918 publicó sus primeros poemas, “Mis Ojos” y “Primavera”, en la revista Corre Vuela, uno de los primeros exponentes del periodismo moderno chileno. Pese a su germinal talento, la poesía no fue del agrado de su padre. De ahí en octubre de 1920 el joven Neftalí Reyes decidió adoptar el seudónimo de Pablo Neruda, con el fin de evitar las preocupaciones familiares y ocultar así los esperados altibajos en la precoz trayectoria de un joven poeta provinciano.
En 1921, con apenas 16 años de edad, Neruda se trasladó a Santiago con el objetivo de estudiar Pedagogía en Francés en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. El ambiente intelectual y literario en torno a la Universidad y la vida bohemia santiaguina permitió que Neruda interactuara con otros poetas y escritores, integrando la conocida generación literaria de 1920 compuesta entre otros por Tomás Lago, Alberto Rojas Jiménez, Juvencio Valle y Romeo Murga. Nutrido por esta feliz coyuntura Neruda logró difundir sus primeros trabajos y participar en concursos de poesía como la Fiesta de la Primavera, organizada por la Federación de Estudiantes de Chile, donde fue merecedor del primer puesto por su poema “La Canción de la Fiesta” en 1921.
En esta primera época, la obra de Neruda estuvo marcada por una poesía autorreferencial, abundando alusiones ligadas a experiencias personales en torno al amor y la nostalgia, pero que se caracterizó por la sensibilidad de expresar y entrar en comunión con los sentimientos de otros. En 1923 y con gran aceptación de críticos como Alone, Raúl Silva Castro y Pedro Prado, Neruda publicó Crepusculario donde reunió parte de sus primeros escritos. En 1924 la Editorial Nascimiento publicó Veinte poemas de amor y una canción desesperada, texto fundamental plagado de erotismo y romanticismo, que lo catapultó como uno de los escritores más prodigiosos del ámbito nacional. De esta época también responde sus incursiones por la vanguardia reflejada en su única novela El Habitante y su Esperanza y Tentativas del Hombre Infinito.

 

Memoria Chilena Fuente: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3638.html

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Neruda Poemas: Misión de amor, en su libro Memorial de Isla Negra

Yo los puse en mi barco.

Era de día y Francia

su vestido de lujo

de cada día tuvo aquella vez,

fue

la misma claridad de vino y aire

su ropaje de diosa forestal.

Mi navío esperaba

con su remoto nombre “Winnipeg”

Pero mis españoles no venían

de Versalles,

del baile plateado,

de las viejas alfombras de amaranto,

de las copas que trinan

con el vino,

no, de allí no venían,

no, de allí no venían.

De más lejos,

de campos de prisiones,

de las arenas negras

del Sahara,

de ásperos escondrijos

donde yacieron

hambrientos y desnudos,

allí a mi barco claro,

al navío en el mar, a la esperanza

acudieron llamados uno a uno

por mí, desde sus cárceles,

desde las fortalezas

de Francia tambaleante

por mi boca llamados

acudieron,

Saavedra, dije, y vino el albañil,

Zúñiga, dije, y allí estaba,

Roces, llamé, y llegó con severa sonrisa,

grité, Alberti! y con manos de cuarzo

acudió la poesía.

Labriegos, carpinteros,

pescadores,

torneros, maquinistas,

alfareros, curtidores:

se iba poblando el barco

que partía a mi patria.

Yo sentía en los dedos

las semillas

de España

que rescaté yo mismo y esparcí

sobre el mar, dirigidas

a la paz

de las praderas

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Los Campos de Concentración en Francia

Playa abierta
mares cerrados de pena
aire preso en los espinos…
Argelés-Sur-Mer
espacio clavado
de hombres caídos
en el pozo sin fondo
de la ilusión perdida…
Paisaje de mantas descoloridas
tufo de pólvora y regusto de sal
hombres peleando
esclavos impelidos
seres agarrados a un sueño
mar abierto y campo cerrado
arena fría y vor´gine de sarna.

Cuando primero de un exilio
inicio de tiempos erráticos
umbral de un capítulo salvaje
de tragedia y de calvario

Allez, allez,
circulez,
Allez, allez,
circulez,
Allez, allez.

Circulad, hombres enjaulados,
corred por la playa lacerad
pisad sin tregua la arena
destilad vuesto monte de pena.
Os han vencido, habéis perdido.

Allez, allez,
circulez.

Melitón Bustamante Ortiz (Fragmento)

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Marujina Castiello

Del documental’El Largo viaje de Marujina Castiello’ de Luis Felipe Capellín. Sola Siempre Sola: “Tras el triunfo de los golpistas, la represión, además de los asesinatos y la cárcel, también utilizó, sin ningún tipo de juicio previo, el destierro por el que personas de unas regiones se vieron obligadas a desplazarse a otras en las que tuvieron que luchar por su supervivencia.”

“A quienes, a manos del franquismo, sufrieron la más brutal represión por defender las ideas de Libertad, de Solidaridad y de Justicia.” Compartido en Facebook por Nusta Aguilar Valenzuela, 25 Nov.2016

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Comment mon grand-père a fait partie de cette histoire

Comment mon grand-père a fait partie de cette histoire

En 2015, je travaillais sur un projet de visualisation des données maritimes (que vous pouvez découvrir en suivant ce lien : http://lumacode.com/projects/gttw/ ) et j’avais pour idée de le transformer en une représentation poétique du port de Buenos Aires, où je savais que mon grand-père avait vécu lorsqu’il était en Argentine. Je venais tout juste de retrouver une vieille carte d’identité chez ma mère, dans leur village natal de la province de Guadalajara en Espagne.

De nos jours, on peut presque tout trouver sur Internet, et j’ai donc décidé de faire une recherche avec son nom, Franciso Mencía Roy, accompagné de la ville où il avait vécu en Argentine, Comodoro Rivadavia. À ma grande surprise, j’ai retrouvé mon grand-père et son frère Cosme sur la liste des passagers d’un navire baptisé le Winnipeg. Ma surprise était d’autant plus importante que je ne m’étais pas du tout attendue à trouver leurs noms en ligne. Dès lors, ce projet a pris une tout autre dimension. Ma curiosité était piquée : je voulais en apprendre davantage et explorer ces nouvelles possibilités pour créer une œuvre à la fois historique et artistique, basée sur un évènement intime et personnel, que je pourrais présenter au festival E-Poetry à Buenos Aires.

C’est ainsi que j’ai commencé à faire des recherches sur le Winnipeg. Personne dans ma famille ne savait qu’ils avaient voyagé à son bord. Après la guerre civile d’Espagne, beaucoup de républicains espagnols, dont mon grand-père et son frère semblaient faire partie, s’étaient enfuis en France et avaient fini prisonniers dans des camps de concentration dans le sud du pays. Cette découverte a été un véritable choc pour ma famille, d’autant plus que j’ai appris par la suite que le célèbre poète chilien Pablo Neruda, amoureux de l’Espagne et ému par la situation de ces réfugiés, avait décidé de les aider par pure solidarité. Il résidait alors au Chili où il travaillait comme consul chargé de l’immigration et, avec le soutien du Premier ministre chilien, Pedro Aguirre Cerda, il affréta le Winnipeg pour un voyage qui devait mener les 2200 Espagnols exilés de la guerre civile de Trompeloup, en France, à Valparaiso, au Chili, le 4 août 1939.

(Vous pouvez lire « Misión de amor » [Mission d’amour] dans le recueil de Neruda, Memorial de la Isla Negra [Mémorial de l’île noire]. Dans ce magnifique poème dont le titre peut être interprété comme « un travail de l’amour » ou « une mission d’amour », il explique comment il appelait ces réfugiés par leur nom et comment ils se présentaient à lui, en indiquant leurs professions. Il les compare à des graines qu’il aurait semées dans l’océan et qui faisaient route vers la paix.)

Avant que le Winnipeg ne largue les amarres, l’atmosphère était remplie d’émotion. On raconte que Pablo Neruda en a été si touché qu’il a voulu consigner ce souvenir bien précis en écrivant ces mots : « Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie » (Que la critique efface toute ma poésie si bon lui semble, mais ce poème que j’écris aujourd’hui, personne ne pourra l’effacer.)

J’avais du mal à croire que mon grand-père avait été sauvé des camps de concentration français par Pablo Neruda et qu’il avait pu voyager à bord de son cargo. À ce que je sais, mon grand-père était infirmier et j’imagine que pour un voyage aussi long, cela faisait de lui un atout. J’ai essayé de retrouver de lointains cousins susceptibles de me donner des informations sur le Winnipeg ou d’avoir de la famille au Chili, mais ce n’est que très récemment que j’ai appris que Cosme s’était marié et avait de la famille dans ce pays. Malheureusement, je ne l’ai su qu’après mon voyage au Chili et je n’ai pas encore réussi à entrer en contact avec eux.

C’est ainsi que mon projet de recherche-création est passé des applications mobiles et de la visualisation des données maritimes à une exploration des évènements en lien avec la guerre civile espagnole et à la mémoire historique de l’Espagne et du Chili. J’ai découvert des livres et des expositions en rapport avec le Winnipeg et ses passagers, leurs vies et leurs familles, ainsi que l’URL des archives de La Memoria Chilena. C’était incroyable voir l’histoire de mon grand-père se déployer ainsi sous mes yeux, de dénicher des anecdotes et des informations sur cet évènement important bien que largement oublié en Espagne, et de voir comment cela m’a personnellement affectée et influencée.

J’ai commencé par vouloir créer une visualisation poétique des navires en partance pour l’Amérique latine au cours du mois d’août 1939. Le Winnipeg en serait la vedette, un cargo rempli d’adieux, d’émotions et d’espoirs. J’ai pris contact avec des bibliothèques pour tenter de localiser le journal de bord du bateau, ou toute autre sorte d’information numérisée qui m’en aurait appris davantage sur les navires en partance de France et d’Espagne cette année-là. À ce jour, je n’ai pas encore trouvé de version numérique du trajet emprunté par le Winnipeg. De telles données associées à des coordonnées auraient été très utiles pour visualiser précisément la traversée du cargo, mais j’ai tout de même trouvé dans les archives de La Memoria Chilena une carte où l’on peut voir la route empruntée par les navires entre Trompeloup et Valparaiso. C’est cette carte qui fait aujourd’hui partie du projet et le parcours du Winnipeg y est représenté par une ligne de texte contenant les noms de tous ses passagers.

museoinmigracion

Je me suis rendue à Buenos Aires en 2015 pour présenter le prototype de ce projet au festival E-Poetry. L’auditoire m’a témoigné beaucoup d’intérêt et de curiosité. Une autre surprise m’attendait au Museo de la Inmigración (MUNTREF), autrefois l’hôtel des immigrants en raison de sa proximité avec le port. Le jour de l’inauguration, j’ai appris qu’ils avaient numérisé les listes des passagers débarqués au port et j’y ai trouvé une preuve de l’arrivée de ma grand-mère, le 12 février 1951. Elle avait voyagé sur le Cabo de Buena Esperanza avec quatre de ses enfants — mon père ayant dû rester en Espagne, car il était en âge d’effectuer son service militaire. Mes oncles et tantes étaient alors jeunes : l’aînée avait 20 ans, les deux garçons en avaient respectivement 18 et 16, et la benjamine était âgée de 13 ans. La date de leur arrivée m’indiquait que cela faisait onze très longues années qu’ils n’avaient pas vu mon grand-père. En plus de cela, j’ai appris que ma grand-mère et sa plus jeune fille étaient rentrées rapidement en Espagne, car mon grand-père était mort peu de temps après leur arrivée. Leurs trois autres enfants avaient décidé de rester en Amérique latine pour y bâtir une vie meilleure et avaient fini par s’installer à Caracas. Bien des années plus tard, mon père a fait le voyage jusqu’au Vénézuéla pour y rendre visite à sa famille, accompagné de ma mère. D’abord partis pour une courte visite, ils auront passé sept ans là-bas… Et c’est aussi là-bas que je suis née.

Jamais je n’aurais imaginé avoir une dette envers le poète auteur des Vingt poèmes d’amour et une chanson désespérée que j’ai tant de fois recommandés à mes étudiants en espagnol à Londres, ce même Pablo Neruda qui a écrit Le livre des questions. Je lui dois d’avoir contribué à forger mes centres d’intérêt : les voyages, les cultures, les langues, la littérature, les arts, le besoin d’explorer et d’être curieuse de tout, le sentiment permanent de venir d’ailleurs et d’être différente, de connaître à la fois la joie et la mélancolie, ma capacité voler de mes propres ailes et à faire preuve de persévérance et de détermination — un trait que je sais désormais hérité de ma famille. Enfin, je lui dois d’avoir sauvé mon grand-père et son frère. Je me dois aussi d’ajouter que mon père a toujours éprouvé de la tristesse et de l’amertume à l’idée d’avoir perdu son père alors qu’il n’avait que onze ans, lorsque mon grand-père est parti d’abord à la guerre, puis en exil, et de ne l’avoir jamais revu.

On pourrait dire que cette histoire qui m’a accompagnée sans même que je le sache est le fruit de nombre de mes projets, en particulier ceux en lien avec ce « Poème qui a traversé l’Atlantique », tels que « Cityscapes : Social Poetics/Public Textualities » (2005) et « Connected Memories » (2009). C’est drôle comme nous ignorons parfois la source de nos sentiments les plus profonds !

Après le festival E-Poetry de Buenos Aires, j’ai continué à faire des recherches et me suis rendue au Chili, dans la superbe ville de Valparaiso. J’y ai visité les demeures de Neruda, Isla Negra et Santiago du Chili où j’ai continué à éplucher les archives, à écumer les centres communautaires et les galeries, à filmer, à prendre des photos et à parler aux habitants. Et lorsque ceux-ci me demandaient ce que je faisais au Chili, je leur répondais que mon grand-père m’y avait amenée. C’était un sentiment merveilleux qui me réchauffait le cœur et me donnait l’impression d’être la bienvenue dans ce pays, comme si une partie de moi y avait toujours appartenu. Je me sentais chez moi dans un lieu où je n’étais jamais venue auparavant et débordais de gratitude envers la générosité que me témoignaient les habitants.

Pour finir : nous avons créé ce site pour encourager les lecteurs, les familles des passagers et quiconque aimerait contribuer à soumettre leurs propres histoires pour qu’elles viennent s’ajouter à cette visualisation poétique du voyage du Winnipeg. C’est ce que j’ai intitulé « Le poème qui a traversé l’Atlantique ». Il me semble avoir lu cette phrase au cours de mes recherches et j’ai aussitôt aimé cette image du navire comme poème transportant ses nombreuses histoires. Le Winnipeg a transporté les histoires entremêlées des passagers et de leurs familles, et celles-ci sont désormais représentées dans l’océan du World Wide Web, en compagnie des poèmes de Pablo Neruda et des informations en lien avec cet évènement.

Un poème créé avec affection pour un grand-père que je n’ai jamais connu ; pour mon père qui n’a pas revu son propre père depuis ses onze ans ; et pour tous ceux qui traversent aujourd’hui des épreuves similaires. Les perdus, les réfugiés, les exilés.

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Relato de Pilar Lage

Relato de Pilar Lage Bobadilla:

La primera noche en el barco guarda para Pilar Lage un recuerdo de risa, de alborozo general, de esa risa que sus ojos y labios habían olvidado por tanto tiempo:

Me tocó en una litera cerca de una amiga mía y en la primera noche, cuando estábamos acostadas, ella me dijo algo que nos contagió a todas las que allí dormíamos:

– ! Pili, y yo que sólo había visto los barcos en el cine!

Mi marido y yo estábamos en sectores diferentes, porque habían separado a hombres y mujeres. La única oportunidad de encontrarnos para estar juntos era en cubierta y , a decir verdad, allí nos la pasábamos. A veces alternábamos con miembros de la tripulación, porque yo domino el francés.

Otras parejas más fogosas por la juventud o por el largo tiempo de separación
vivido, se dieron cuenta de que los botes salvavidas, cubiertos por una lona impermeable, eran un lugar adecuado como para sostener un coloquio más íntimo y aquí también estuvo presente la organización: mientras la pareja gozaba un momento placentero, una discreta guardia de amigos les garantizaba la privacidad necesaria.

Relato encontrado en Los españoles del Winnipeg : el barco de la esperanza / Jaime Ferrer Mir. 1a. ed. Santiago : Cal Sogas, impresión de 1989 (Santiago : Salesianos) p.202

Se puede bajar en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98685.html

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